Entre la gran cantidad de diseñadores y diseñadoras gráficas más emblemáticas del siglo pasado debemos destacar a Jacqueline Casey. La estadounidense se dio a conocer al público gracias a su ingenio y creatividad a la hora de desarrollar carteles para el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), entre otros. Hoy repasamos la trayectoria de Jacqueline Casey. ¿Te animas? Pues vamos allá.
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Quién es Jacqueline Casey
Jacqueline Casey nació en 1927 en la localidad de Quincy, en el estado de Massachusetts, Estados Unidos. Desde sus inicios se interesó por el diseño y las artes gráficas en general, llegando a cursar una licenciatura en Bellas Artes, moda e ilustración en la MassArt (Massachusetts College of Art).
En 1949 se graduó y comenzó a desempeñar distintos trabajos de publicista y diseñadora de interiores en los que no acabó de satisfacer sus instintos creativos. Fue entonces cuando decidió embarcarse a Europa, para desarrollar su sensibilidad artística y visual.
En 1955, gracias a la ayuda de su excompañera de estudios, Muriel Cooper, logra una oportunidad laboral para incorporarse a la Oficina de Publicaciones del MIT. Para lograr llevar a cabo los innovadores diseños de los carteles de índole científica, Casey recibió algunos cursos de física molecular, entre otros. Gracias a su dedicación y capacidad de síntesis, logró plasmar de manera novedosa y original la temática de los distintos eventos a publicitar.
El MIT fue una de las primeras universidades estadounidenses en contratar a diseñadores gráficos para salvaguardar la imagen de marca y aplicaciones gráficas de esta. Casey fue una de las primeras, y dada la escasa presencia femenina en el sector y la gran capacidad resolutiva, su reconocimiento fue en aumento de manera meteórica. En 1972, tras la reubicación de su amiga Muriel en el MIT, Casey logra el cargo de directora de la MassArt. Fue en esta etapa en la que llevaría a cabo sus obras más emblemáticas. Como directora, desarrolló varios carteles para distintos eventos del MIT, junto a otros diseñadores como Winkler y Coborun.
Últimos años
En 1989 decidió retirarse del puesto de directora, pero continuó colaborando con el MIT hasta su fallecimiento en 1992. Su trabajo perdurará a lo largo del tiempo como pionero del mundo del diseño, en el Museo de Arte Moderno de Nueva, York.
A lo largo de su amplia trayectoria, Casey ha sido galardonada en numerosas ocasiones. Ostenta el «Doctorado honorario en Bellas Artes, de la MassArt» de 1990, «Miembro honorífico del e Graphique Internationale y del Instituto Americano de Artes Gráficas«, o el «Premio William J. Gunn, Club Creativo de Boston«, entre otros.
Estilo e influencias de Jacqueline Casey
Los trabajos de Casey tienen una clara influencia minimalista, del estilo del diseño suizo de la época, así como de la Bauhaus. Fundamentados en un potente uso de la tipografía de palo seco, combinados en ocasiones con una o varias imágenes de gran carga visual. El efecto que lograba al emplear grandes encabezados tipográficos sobre fondos planos y su contraste con los diminutos textos informativos, fueron fundamentales para definir su estilo.
En palabras de la propia Casey, su estilo se basa en el preciso balance del uso de la metáfora visual, y la precisión y meticulosidad suiza. Su ingenio y capacidad de sintesis a la hora de desarrollar un concepto de manera visual, la hicieron despuntar sobre el resto de los diseñadores de la época. Todo ello, llevado a cabo con una ejecución impecable, hicieron de Jacqueline Casey, una diseñadora digna de elogio.
Trabajos más emblemáticos
Como ya hemos comentado a lo largo del artículo, sus principales diseños fueron dirigidos a la publicidad de los distintos eventos llevados a cabo en el MIT. No obstante, también podemos encontrar entre ellos distintos carteles de otra índole, como eventos culturales o artísticos.
Conclusión
Como ha quedado patente, la importancia de Jacqueline Casey en el mundo del diseño gráfico va más allá de su obra. En un momento en el que el sector de las artes gráficas era copado casi en su totalidad por hombres, la aparición estelar de diseñadoras del calibre de Casey abrió el camino a muchas otras artistas de renombre, como Walsh o Scher, entre otras.
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