Hablar de Hermann Zapf es hablar de tipografía. Y es que, aunque te resulte difícil de creer, has empleado en más de una o dos ocasiones alguna de sus tipografías. Es por eso que hoy, queremos dedicarle nuestro artículo a un hombre que dedicó su vida al diseño y la tipografía hasta prácticamente, el fin de sus días. Te presentamos a Hermann Zapf.
Hermann Zapf nace en 1918 en Nuremberg, Alemania, y pronto comenzaría a crecer en él un interés especial por las artes gráficas. Durante su periodo formativo fueron muchos los maestros que apreciaron en él una especial facilidad para el dibujo y el arte. Es por ello que algunos de ellos le recomendaron con insistencia optar por la litografía. Su inquietud, le llevó a aventurarse de manera muy prematura en el mundo laboral del diseño y la imprenta. Sin embargo, la carencia de titulación y en gran medida, su lugar de origen, Nuremberg, le hicieron fracasar en numerosas entrevistas de trabajo.
No obstante, en 1935, con apenas 16 años, comienza a ayudar en la imprenta Karl Ulrich & Co. como corrector. De esta manera, aunque no comenzó trabajando como inicialmente se había planteado, de litógrafo, comenzó retocando fotografías. Con su creciente interés en la caligrafía, inspirado por el trabajo de Rudolf Koch y Edward Johnston, comenzó a aprender de manera autodidacta. Así, en poco tiempo, en la empresa comprobaron las aptitudes de Hermann y pronto le encomendaron el retoque de algunas de las tipografías con las que trabajaban.
Habiendo aprendido los secretos de la imprenta, continuó con la grabación con punzones de mano del maestro August Rosenberg. Más tarde, en 1949, publicarían de manera conjunta un libro de 25 alfabetos caligráficos llamado Pen and Graver.
Cabe recordar que su desarrollo profesional y académico coincidió en el tiempo con una de las etapas más convulsas de la historia reciente, como es la Segunda Guerra Mundial. Durante este periodo, Zapf quedó exento de militar en primera fila debido a problemas cardíacos, además de su falta de habilidad con el armamento. No obstante, sirvió como cartógrafo, hasta la rendición del Tercer Reich, cuando fue apresado como prisionero de guerra durante apenas un mes. En este breve periodo, el ejército francés dio buena cuenta de las capacidades de Hermann, ya que lo bautizaron como «el artista», permitiéndole usar su equipo como medida excepcional.
Con tan solo 20 años, Zapf diseñó su primera tipografía para D Stempel AG y Linotype GmbH en Frankfurt, que no es otra que la «Gilgengart». No obstante, el primer gran hito para Hermann fue la creación de la archifamosa tipografía «Palatino» (bautizada así en honor del escritor italiano del siglo XVI, Giambattista Palatino. En 1948 diseñó esta famosa fuente para tipos móviles y foto-composición.
Posteriormente, en 1956 emprendió su viaje como tipógrafo autónomo, alejado de D Stempel AG y en 1958, diseñaría otra de sus tipografías más exitosas, la célebre sans-serif, «Optima». Una tipografía nacida inicialmente para rótulos y titulares para carteles, que fue acogida con gran entusiasmo para texto corrido, dada su versatilidad.
Por último, vilipendiado en su propio país debido a su visión artística, sin duda alguna adelantada a su tiempo, decidió emigrar en busca de una mayor proyección laboral. Así, una vez asentado en Estados Unidos, cabe destacar la creación de la última de sus tipografías más emblemáticas. Concretamente a una a la que el propio Hermann concedió el honor de abanderar su mismo nombre. Esta no es otra que la ilustre «Zapfino», que vio la luz en la década de los 60, con el nacimiento de la era digital. Una tipografía caligráfica basada en los propios escritos y apuntes de Hermann a lo largo de la década de los años 40 y 50.
No obstante, Zapf llegó a desarrollar numerosas tipografías a lo largo de su vida, como la «Palladio», «Zapf Dingbats», «Antiqua», «Vario», «Saphir», «Michelangelo», «Melior», «Orion», «Medici Script», «Humanist» o la «Aldus», entre otras.
Aparte de la tipografía, Hermann Zapf también ejerció la docencia. De hecho, su primera aventura como profesor se dio a una temprana edad. Más concretamente en su natal Nuremberg, en una escuela con condiciones muy precarias, debido al tremendo impacto de la guerra. No obstante, en su adultez, llegó a trabajar varios años como profesor en la Universidad de Stanford.
Como habrás podido comprobar, tipografías tan relevantes para la historia del diseño como «Optima» o «Palatino» nos acompañan aún hoy en nuestro día a día. Ya sea para la creación de un simple documento de texto, como la creación de un cartel o incluso una identidad corporativa. El legado de Hermann Zapf aún resuena en nuestra memoria, postulándolo como un auténtico erudito de la tipografía contemporánea.
¿Y tú?¿Conoces algún otro detalle interesante de la vida de Hermann Zapf? No dudes en compartirlo con nosotros en la sección de comentarios.
Por nuestra parte, no queda sino despedirnos hasta el próximo artículo. Agradecemos tu lectura. ¡Hasta pronto!
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